Flaco Santiago Parres

Flaco, una novela que busca concienciar sobre el abandono

Los que llevan una temporada siguiendo los artículos de Gublog sabrán que además de los perros, si hay una cosa que nos encanta en Gudog son los libros. En alguna ocasión hasta nos hemos aventurado al ejercicio de la reseña literaria, eso sí, con libro perruno de por medio.

La reseña que traemos hoy es especial. Porque el autor del libro del que vamos a hablar es uno de nuestros cuidadores. Santiago lleva casi 3 años cuidando perros en Gudog por la zona de Valencia. Mezclando dos de sus pasiones, la escritura y los perros, ha escrito «Flaco», una novela para concienciar sobre el abandono.

Flaco es el protagonista de una novela breve que retrata, de modo realista y con una narrativa sencilla, el drama del abandono animal. En sus páginas se nos muestran las mejores y las peores facetas del ser humano a los ojos de un perrito cuyo pasado desconocemos, tal como ocurre con tantos canes que son encontrados sin familia ni dueño, y acerca de cuyo pasado solo podemos conjeturar.

En la búsqueda de una manada dónde integrarse, Flaco aprenderá que no todas las personas son como aparentan, que las hay con buen corazón, y también las hay dispuestas a aprovecharse del prójimo en cualquier circunstancia.

Esta aventura de Flaco, el valiente cachorro capaz de arriesgar su integridad por un buen fin, está narrada de modo que pueda ser disfrutada tanto por niños como por adultos, con la intención de concienciar a quienes todavía no conocen el drama del abandono de perros, así como para llegar al corazón de quienes sí tienen constancia de esta asignatura pendiente de nuestra sociedad.

Su autor es un apasionado de los animales en general y buen conocedor de la especie canina en concreto, pues ha sido cuidador de innumerables razas y ha colaborado con protectoras y grupos de salvamento en rescates de perros maltratados o perdidos.

Sin pretender ser más efectista que la mera realidad, Flaco debería remover conciencias y propagar el pensamiento del dirigente humanista Gandhi, quien afirmó que la grandeza de una nación y su evolución moral puede ser calificada por la forma en que trata a sus animales.

Podéis encontrar la novela de Santiago en Amazon, en formato electrónico y de papel. También encontraréis un listado de puntos de venta en Valencia aquí.

Si queréis compartir vuestra opinión acerca de «Flaco», ¡no dudéis en dejarnos un comentario!

One Comment

  1. Aquí os dejo otra historia maravillosa que hace llorar. Por si queréis publicarlo.

    UNA PENÚLTIMA CARICIA
    Y así le encontré, vagando sin rumbo pero con sus pequeños ojos fijos en una sola dirección; el horizonte. Sabiendo perfectamente cuál era su camino, pero perdido sin saber como empezar a emprenderlo. Paralizado, tembloroso y con una expresión que jamás podré borrar de mi mente. La expresión de alguien incondicionalmente fiel a pesar de no poder llegar a comprender en su cabeza lo que pudo haber pasado.

    Un frío asfalto sostenía sus temblorosas 4 patitas y una lluvia intensa empapaba su blanco pelaje tiñéndolo de gris. No sabría decir cuantos minutos, horas o días llevaba esa criatura de pie, estática, sobre la carretera. Y sinceramente prefería no saberlo, pues cada segundo que pasaba era una puñalada más en el corazón. Como si de una escultura de mármol del Louvre, tallada por el mismísimo Miguel Ángel se tratase, pero más real, tristemente mucho más real, permanecía inamovible al que muchos llaman el mejor amigo del hombre.

    El mejor amigo del hombre dicen, no me cabe duda de que esto sea así, creo que es difícil, por no decir imposible, encontrar a un ser mas fiel que un perro. Por lo tanto creo que con el paso de los años se ha ganado este grato apodo, pero… ¿es el hombre el mejor amigo del perro? Ciertamente viendo lo que veo en situaciones como estas, creo que tenemos mucho que aprender.

    Yo intentaba llamarle, evidentemente no sabía su nombre. Probablemente se llamase Toby, Bola de nieve, Blanquito o cualquier otro nombre que llevó al dueño mucho mas tiempo elegir que a tomar la decisión de abandonarlo en esa carretera. Él me miraba, giraba su cabeza para atrás cada vez que mis labios emitían lo que se supone un silbido, y rápidamente volvía la vista al frente ya que yo no era su dueño. No era a mi a quien esperaba, no era a mi a quien hace unos instantes había visto alejarse por penúltima vez.

    Es curioso, ¿qué se le puede pasar por la mente a este animal en ese momento? Estoy convencido de que no entendía nada. Él pensaría que su dueño (amigo o eso creía él) se había alejado solo unos metros como hacía cada día al irse al trabajo, o cuando salía a comprar el pan y que en unos “minutitos” que se la hacían horas, volvería y podría de nuevo saltar sobre él, ladrar, correr en circulo y demostrarle a su “amigo” la alegría que sentía al volver a verle. Él pensaba que era eso, estoy convencido. ¿Será por esto por lo que decimos que los animales son seres irracionales? ¿Porque no comprenden? ¿Porque no pierden la esperanza? ¿Son irracionales porque permanecen fieles aún cuando todo esta perdido? Sinceramente, envidio esa irracionalidad y la prefiero ante toda una evolución de la que hablaba Darwin y años de estudios sobre la conciencia para seres claramente inconscientes. Y no me refiero a los animales.

    Finalmente conseguí acercarme a él, pude observar como unos ojos decaídos por el cansancio me miraban y cómo con esa mirada me decía que estaba esperando a alguien, que de ahí solo le iba a mover una persona, una persona que él no sabía que jamás llegaría. Su cuerpo pedía abrigo, pues estornudaba y como dije, estaba empapado rozando la hipotermia. Su cuerpo exhausto pedía su hogar pero pronto le proporcionaríamos uno que sí mereciese y su alma solo pedía una cosa. Una caricia más, una penúltima caricia.

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